viernes, 24 de abril de 2015

PREMIOS BÚHO 2015

-FRANCISCO J. URIZ
-RAMÓN ABAD HIRALDO
-CARMEN BANDRÉS
-DAVID VELA
-FERNANDO GRACIA GUÍA
-SUPLEMENTO ARTES&LETRAS (HERALDO DE ARAGÓN)





Suplemento ARTES & LETRAS del HERALDO DE ARAGÓN 
Por José Mª HERNÁNDEZ DE LA TORRE

     Los jueves, festín. Un convite semanal de nutritivas calorías culturales. El bello y sorprendente diseño del aperitivo de bienvenida sirve de entrante a un menú variado y suculento. En su primer plato se ofrecen productos de Aragón y del resto del mundo, junto con un picoteo de entremeses de lectura y una barra de exquisito pan de fábulas librescas, y para el segundo siempre hay dos contundentes sugerencias literarias, a las que acompaña sabrosa guarnición. Un selecto vino de textos contrapone sorbos de aroma lírico a la ingesta de los densos alimentos de la exégesis; y, después, una bien presentada bandeja de postres de reseñas artísticas, donde se alternan los dulces tradicionales con las frutas de temporada y el aromático café creativo, da paso a la generosa copa  de licor de alta graduación con la que culmina este ágape de delicatessen.
     No sé si resulta acertada tal imagen gastronómica para el suplemento que el Heraldo de Aragón regala cada jueves a sus lectores y que es especialmente apreciado por bibliófagos y gourmets ilustrados. Me acojo al magisterio de Platón, quien filosofa sobre el amor mediante el diálogo de los comensales del Banquete, lo que dota de prestigio clásico al maridaje de lo intelectual con lo culinario. En esa confianza, añadiré que el grand chef de tan apetitoso convite, el que controla los ingredientes, las recetas y los fogones, liderando a un excelente equipo de cocineros de buena pluma, es un escritor genuino, en cuya tarea periodística rezuman su dominio del medio, la abundancia de sus saberes y la pulcritud de su estilo, hasta el punto de haberle merecido el Premio Nacional de Periodismo Cultural como también obtuvo, a título personal, hace ya quince años, nuestro Premio Búho por sus valiosas aportaciones a la literatura.
     Antón Castro, que a sus obras de creación sumaba positivas experiencias de difusión cultural, crítica y ensayo  en prensa, en radio y en televisión, asumió en 2002 la coordinación del suplemento semanal Artes y Letras, que iniciaba  una segunda época, para continuar, con nuevo formato y equivalente solvencia, el fecundo trabajo de Juan Domínguez Lasierra, quien lo dirigió desde que, dos decenios antes, lo había puesto en marcha.
     Esta segunda etapa alcanza en el presente abril el número 500, lo que supone más de 4.000 páginas de amplio formato, copioso contenido y cuidada maquetación. Y registra la participación de casi quinientos autores de portadas y de unos doscientos cincuenta prestigiosos redactores, de los que algunos son firmas fijas bien conocidas y otros de aparición frecuente, junto a un amplio contingente de colaboraciones ocasionales, pues el cuadernillo abre la posibilidad de expresión a voluntarios capaces. Pero no se estiman tanto esos indicadores cuantitativos, como la calidad del producto, en el que se equilibran la noticia, la crónica, la crítica, la glosa y la inspiración. El resultado no es un mero catálogo de novedades de librerías y exposiciones, ni sólo un escaparate de la oferta cultural del momento, sino que proporciona claves para su interpretación, y sugiere pautas de orientación para navegar en el profuso e inabarcable océano de la producción editorial y de la exhibición artística. Y lo hace con acreditada independencia, sin hipotecas publicitarias, ni oscuros acuerdos empresariales, ni subordinaciones a grupos, ni compromisos de mutuo interés, que no son raros en publicaciones de esta especie.
       Así que puede apreciarse un sano eclecticismo en los criterios de selección de los textos, que se refieren mayoritariamente a títulos de reciente aparición, pero sin olvidar oportunas referencias a clásicos de todas las épocas, con motivo de efemérides o de reediciones reseñables. El conjunto evidencia una combinación armoniosa de aspectos informativos, formativos y creativos, que invita a la lectura, promueve la inquietud intelectual y suscita el interés por la actualidad literaria, plástica y arquitectónica, situando a esta publicación en un nivel de excelencia que no desmerece ante sus homólogas de los diarios de gran tirada nacional. Lo que no escapa a la mirada del búho, que disfruta cada jueves con el banquete cultural de Artes y Letras.




PREMIO BÚHO 2015 A DAVID VELA

Por José Ángel Monteagudo

Decía Ramón Gómez de la Serna en una de sus divertidas greguerías: “en las cajas de lápices guardan sus sueños los niños”. Quizá David Vela (Zaragoza, 1967), nuestro premiado hoy, guardase multitud de aquellos sueños que a lo largo de su vida de trabajo como artista hayan ido haciéndose realidad poco a poco a base de trabajo y dedicación. Y es que David Vela, graduado en Filología Hispánica e ilustrador profesional, ha obtenido como humorista gráfico más de 30 premios, diplomas, menciones honoríficas y distinciones en certámenes tanto nacionales como internacionales (Italia, China, Brasil, Bulgaria, Portugal o Irán −así como el territorio nacional− saben de su buen hacer en este terreno), además de hacer exposiciones de su obra en muchas salas de arte nacionales de prestigio.

Comentar que la cita introductoria a esta glosa no es gratuita de ningún modo. David, además de ser un estudioso de la obra del ilustrador Salvador Bartolozzi −del que ha escrito diversos artículos, estudios y sobre el que versaba su tesis doctoral que podemos visitar en la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes−, también lo es de la obra del ilustre escritor D. Ramón Gómez de la Serna. Y es en sus “Greguerías”, esas pequeñas frases que atesoran humor, ironía y metáfora a un mismo tiempo, donde nuestro artista se desenvuelve como pez en el agua para captar la esencia de las mismas y llevarlas al terreno gráfico de forma magistral con su portentosa imaginación. Su libro “Bestiario de greguerías” (ACVF, Madrid, 2007) está dedicado a aquellas greguerías en las que los animales −de las más distintas especies− son los protagonistas. Y no sólo su obra dedicada a Gómez de la Serna termina con este “Bestiario”, dos libros más están dedicados a él: “Los muertos y las muertas” (Universidad de Alcalá, 2008) y “Ninfas y Calaveras”(Santiago de Compostela, 2013), escogen textos del autor madrileño para seguir dando amparo ilustrado a su prosa. Comentar que David ya tiene una extensa producción, ha editado libros dedicados a Gustavo Adolfo Bécquer; “Leyendas aragonesas” (Prensas Universitarias, Zaragoza, 2005) y “El monte de las Ánimas”(Soria, 2009), así lo certifican, además de alguna recopilación de su obra “Universo Mundo”(Madrid, 2009) y participar en varios libros colectivos y antologías. A día de hoy, recién salido a escena, aparece “Jolgorio del bueno”(Ed. Galaxia, A Coruña, 2015), un disco−libro en el que los Titiriteros de Binefar, con Paco Paricio a la cabeza, hacen las delicias de pequeños y mayores y en el que David sigue aportando su maestría artística.



Y es que el trabajo de David no solo abarca el espacio literario al uso. Ha colaborado en el teatro con los mencionados Titiriteros de Binefar con el diseño de muñecos, cartelería, decorados de espectáculos e ilustraciones diversas, trabajos que también ha desarrollado con otras compañías tales como Trip Teatro (Brasil), la Plataforma de Animación infantil (PAI), Teatro Luna de Arena o Teatro Che y Moche.

También es protagonista del taller de ilustración de Greguerías, “La maleta de Ramón” con el que David recorrió una gran parte de las Bibliotecas de la provincia de Zaragoza haciendo partícipes a los niños de la misma bajo el epígrafe “Leer greguerías, dibujar greguerías” con el ánimo de unir literatura y arte −tal y como él ya había expresado en sus obras− así como de seguir animando e invitando a la lectura (el título del taller inspirado, sin duda, en la “Conferencia maleta” que Gómez de la Serna ofrecía llena de cosas asombrosas, combinación de poesía y humorismo y de la que sacaba “la mano del orador” parodiando sus gestos además de otras muchas sorpresas).

Y cerrando el ciclo de esta glosa con su querido Ramón Gómez de la Serna y sus greguerías, quizá a David Vela, como artista gráfico, le gustará identificarse con aquella que expresa; “Al sacapuntas no le interesa sacar punta al lápiz, sino hacer tirabuzones”. Porque el artista siempre busca más allá de lo práctico y los temas al uso, utiliza el arte como forma de vida, de pasión por lo que hace y por cómo lo disfruta, y lo que es más importante por como ese sentimiento nos es transmitido a los demás a través de su obra. David Vela es de esos autores y en esta ocasión el “Búho” ha salido de las hojas de su “Bestiario” particular para rendirle el reconocimiento de este premio. Felicidades por el mismo, artista.



 PREMIO BÚHO A CARMEN BANDRÉS

Por José Mª SERRANO



         Es para mí un placer y un honor presentarles esta laudatoria en favor de Carmen Bandrés Sánchez-Cruzat.

         Nació en Jaca aunque muy pronto se trasladó a Zaragoza. Es Diplomada en Técnico de Empresas y Actividades Turísticas por la Escuela Oficial de Turismo de Madrid. Estudió inglés y francés, obteniendo el título superior en inglés de la Escuela Oficial de Idiomas, y en francés del Instituto Francés de Zaragoza.

          Es  mujer inteligente, trabajadora, humilde, discreta, alejada de toda vanidad, virtudes estas que no suelen premiarse hoy en día ni figuran en los currículos, como si se tratara de voces reservadas exclusivamente para su uso por los hagiógrafos.

         Hace más de cuarenta años vieron la luz los primeros artículos de Carmen Bandrés en el semanario jacetano El Pirineo Aragonés, continuando con la publicación de trabajos en el Diario Alto Aragonés, Diario 16, así como en un nutrido grupo de revistas locales y nacionales.

         Desde 1991 aparece en El Periódico de Aragón, en la sección de Opinión, una colaboración semanal, con temas centrados principalmente en aspectos culturales, sociales y medio ambientales.

         Es autora de un importante número de relatos recogidos en diversas publicaciones, y también en libros escritos en colaboración con otros autores. No es de extrañar, por lo tanto, que tan profuso trabajo le proporcionara numerosos galardones. Citaré únicamente uno de los  que, con toda seguridad, causara a Carmen mayor ilusión. Fue el que le concedió el Colegio Internacional Meres, de Oviedo en 1997, siendo la primera y única mujer que ha recibido tal distinción. Se dio la feliz circunstancia de que en aquella ocasión era  presidente del jurado el ilustre académico don Emilio Alarcos.

         El año 2000 se publica la primera obra individual de Carmen, bajo el título  Las ventanas del alma. Se trata de una compilación de narraciones que se enmarcan en diferentes ambientes y épocas, con  personajes y situaciones de encuentros y desencuentros, reales como la vida misma. Este libro fue seleccionado por the University of North Carolina y recomendado para el estudio del español.

         Posteriormente se editó Sedimetos, una antología de artículos divulgados por el Periódico de Aragón a lo largo de una década.

         Siempre siguiendo un orden cronológico, entre los años  2004 a 2007, Huerga & Fierro le publica tres obras, Danza de Máscaras, apasionante historia de una joven que sufre el agobio del acoso laboral. La voz queda de la gente del barrio, nueva colección de relatos, de brillante prosa, donde los personajes manifiestan su más profunda intimidad;  y su nueva novela El hijo del sol,  en la que se muestra la facilidad mental del ser humano para crear ídolos y mitos.

         En 2010 es  Mira la editora de su tercera novela, Noches de Azahar, que centra su argumento en la amistad, la educación de los hijos y  el espíritu de superación.

         En 2012, editada nuevamente por Huerga & Fierro, presenta  María Rosario de Parada, el arte de vivir. Se trata de la biografía novelada de la genial periodista y escritora, quien precisamente fue, en un momento de su vida, presidenta de nuestra Asociación.

         Ese mismo año 2012, Carmen Bandrés es designada cronista parlamentaria de las Cortes de Aragón. Su trabajo se publicó, junto con otros en Crónicas Parlamentarias, VIII  Legislatura.

         He puesto de manifiesto distintas facetas de esta fecunda intelectual aragonesa: periodista, escritora, biógrafa y cronista, pero me falta citar una nueva, la de poeta. La literatura mundial ha proporcionado infinitud de escritores que fueron también poetas. Es como si la poesía marchara de la mano de la mayoría de los escritores. Del mismo modo, la poesía  ha ocupado también siempre un lugar especial  en la mente preclara de Carmen Bandrés, aunque sus versos no llegaron a ver la luz hasta muy recientemente,  el pasado mes de marzo, cuando presentó su primer libro de poemas en el Palacio de los Condes de Sástago,  El latido del cierzo, editado por Editorial Pirineo,  inspirada miscelánea poética, escrita con esmero y profundo sentimiento. Espero que este no sea el único libro de poemas en el conjunto de su obra.

         Enhorabuena, Carmen, por este merecido galardón que nuestra querida Asociación  Aragonesa de Amigos del Libro te otorga, por decisión unánime de su Junta Directiva,  como premio a tu ascendente carrera literaria.



FERNANDO GRACIA GUÍA
Por José Luis de Arce

Como ustedes saben, al menos quienes son socios, esta Asociación Aragonesa de Amigos del Libro nacida en 1991 ha tenido a lo largo de su historia ininterrumpida varios presidentes que han dedicado su tiempo y su esfuerzo a impulsar y sostener la vida y actividades de esta ya veterana entidad cultural que el año que viene va a cumplir sus primeros 25 años.

Me tocó el honor, por decisión del grupo de fundadores, de ser el primer presidente; unos años más tarde ocupó el cargo y la carga el escritor y periodista Luciano Varea a quien relevó a su vez, la escritora y también periodista María Rosario de Parada, fallecida hace dos años, que puso todo su entusiasmo a pesar de su edad ya entonces avanzada. Volví a ser Presidente una temporada, hasta que finalmente tomo el relevo Fernando Gracia, ese hombre orquesta de la cultura aragonesa en un momento en que la Asociación necesitaba un nuevo empujón, y, sobre todo, alguien dispuesto a darlo. He dicho hombre orquesta, y no creo que se me enfade Fernando, porque Fernando, al igual que los hombres orquesta son polifacéticos y polifónicos y tocan a la vez varios instrumentos, abarca múltiples aspectos de la cultura y es un ejemplo de ese ecumenismo apasionado de quienes entienden, y mucho,  de cine, uno de sus `principales saberes; de teatro, de cuyo arte ofrece constantemente lecturas y recitales que van desde los clásicos griegos y latinos hasta los más actuales; de la literatura y de las letras en general, demostrando estar al tanto de lo último que se publica; de la música, con cuyas asociaciones viaja a Bilbao cada año a las temporadas de Opera que organiza la ABAO y de cualesquiera otras manifestaciones que tengan que ver con la cultura en todas sus dimensiones, con iva o sin iva.

Durante estos 8 años en los que  desempeñó la presidencia de esta Asociación Fernando tuvo que tirar constantemente de su agenda para comprometer actividades, conferenciantes, presentaciones, pedir favores gratis et amore a amigos, literatos, poetas, novelistas y demás fauna de la cultura de modo que cada mes, y les aseguro que no es tarea fácil, la Asociación programase dos o tres actos mensuales como venía haciendo desde siempre. Mantuvo, pues, la bandera en alto y se esforzó en sostener viva y activa a la Asociación. Se mantuvieron los ciclos de cine, que permitían una ajustada financiación de la revista Barataria, que se siguió publicando con regularidad, alcanzando ya el número 35, un verdadero hito en la historia de las revistas literarias que han visto la luz en estas tierras y se dieron todos los años, puntualmente, los premios BUHO con los que la Asociación premia cada año las iniciativas más destacadas en el ámbito de los libros y la lectura.

Fernando se inició en estas tareas de  la cultura a los 18 años, cuando se vió con las tardes libres nada más ocupar su puesto bancario en Eibar. Allí se acercó a un cineclub y comenzó a leer sin descanso. Y sobre esa base primeriza construyó toda una vida dedicada a las actividades culturales al tiempo que las hacía compatibles con su dedicación profesional intachable. Ya en Zaragoza entró en contacto con el mundo del teatro, reconociendo como maestro en muchos de sus saberes al desaparecido Lumbreras, que fue también miembro de nuestra asociación. Y desde que se quedó libre de las ataduras, desde que dejó de estar amarrado al duro banco, no hay semana en la que Fernando no intervenga en alguna de las múltiples asociaciones o entidades a las que pertenece o con las que colabora: amigos de la música, la Albada, el Ateneo, la tertulia Perdiguer, Ambito Cultural, la asociación aragonesa de escritores, el grupo Juglarías, algunos clubes de lectura... Le queda tiempo para colaborar en revistas como Crisis, Vínculo, Barataria y la del club 33. Siempre poniendo su enciclopédico saber al servicio de la difusión de la cultura.

Este curriculum respetable y sus años de dedicación a la Asociación de Amigos del Libro, librando denodadamente la batalla de la supervivencia en un mundo no siempre favorable, fueron los elementos que decidieron a nuestro jurado a premiar a Fernando, al término de su mandato como Presidente, con un BUHO especial en este año.

Se lo entregamos junto con el reconocimiento por su labor y el cariño de quienes hemos compartido con él en estos años nuestro interés por la cultura y los libros.



PREMIO BÚHO 2014

A FRANCISCO JAVIER URIZ ECHEVERRÍA

por Emilio Quintanilla Buey



      Buenas tardes.

      En las últimas décadas del siglo pasado, no recuerdo cómo llegó a mis manos un pequeño libro; una plaquette, de apenas 15 páginas. Era el número 2 de “Los papeles de Tarazona”, donde el escritor Sandro Key-Äberg, sueco a todos los efectos aunque nacido en Alemania, explicaba cómo se debe leer un poema. Era un texto breve, muy claro y muy sencillo. Siempre que he tenido que acometer la lectura de algún poema difícil, de mensaje profundo o de complicada estructura formal, ese pequeño prontuario de urgencia titulado Leer poesía me ha sido de gran utilidad.

      Por aquellas mismas fechas, hacia el año 1990, la Diputación Provincial de Zaragoza publicó en la colección Veruela un libro de poemas de Iván Malinowski, uno de los poetas daneses más importantes de la posguerra europea.

      Ambos textos: la plaquette Leer poesía, del sueco Sandro Key-Äberg, y el libro de poemas de danés Iván Malinowski, llegaron a mí en un perfecto castellano, y constituyen solo una minúscula muestra de la ingente obra de traducción que viene llevando a cabo un hombre que ha recorrido gran parte de Europa, que ha residido tres décadas en Estocolmo, donde ejerció como traductor en la Escuela Superior de Estudios Económicos, en la Dirección General de Enseñanza Media y en el Ministerio sueco de Asuntos exteriores y sobre todo que ha resultado ser imprescindible tanto para que en España, y en Hispanoamérica conozcamos a los más importantes escritores de los países nórdicos, como para que en esos países nórdicos puedan disfrutar con la lectura de Borges, García Lorca, Neruda, Miguel Hernández, Alberti, Cortázar y otros muchos autores hispanoamericanos.

      El hombre al que me estoy refiriendo nació y completó sus estudios académicos aquí, en Zaragoza. Se trata del abogado Francisco Javier Uriz Echeverría, profesor de lengua española, cofundador de La casa del Traductor de Tarazona, poeta, dramaturgo y sobre todo artífice de una amplísima obra de traducción de autores daneses, finlandeses, noruegos y principalmente suecos, habiendo colaborado también en traducciones del esloveno, albanés, búlgaro y checo.

      Defensor a ultranza de la libertad y de los derechos civiles, muy querido en Zaragoza, Francisco Javier Uriz es además un notable dramaturgo (seis obras de teatro, todas ellas estrenadas o emitidas en cadenas de televisión o radio) y un poeta de fina sensibilidad con una docena de poemarios publicados, algunos de ellos traducidos al danés, sueco, polaco, turco, esloveno, albanés, rumano y búlgaro.

      Pero Francisco Javier Uriz se considera ante todo traductor de escritores nórdicos. Si hoy en España se conoce la obra de prosistas de la talla de Lindgren, Bergman o Lundkvist, de dramaturgos como Strindberg, Enquist o Lars, y sobre todo de poetas como Ekelöf, Malinowski, Martinson, Diktonius, María Wein, etc. Es gracias a la impagable labor de traducción de Francisco Javier Uriz, de quien se ha dicho que es la persona que más literatura nórdica ha traducido en el mundo. Se calculan más de 9.000 páginas de unos 200 autores.

      Francisco Javier Uriz, que además ha querido dejar testimonio de su vida, ciertamente azarosa y apasionante, en dos estupendos libros de memorias, ha visto premiada su actividad traductora en numerosas ocasiones: el Gobierno Sueco le concedió la medalla Illis Quorum en 1985; el Gobierno búlgaro le distinguió con una de sus arquetas de Plata; Zaragoza y Tarazona han reconocido varias veces su labor otorgándole diversos premios, medallas y galardones, el Gobierno español le ha concedido el Premio Nacional de Traducción en dos ocasiones: en el año 1996 por el libro Antología de la poesía nórdica y en el año 2012 por toda su trayectoria como traductor, y en el año 2008 el Gobierno español le hizo entrega de la Encomienda de la Orden del Mérito Civil.

      Y hoy, en este acto, la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro quiere sumarse a esa larga, y probablemente incompleta, lista de reconocimientos que he citado, haciendo entrega a Francisco Javier Uriz Echeverría de uno de los Premios Búho 2015.   

      Enhorabuena.

domingo, 12 de abril de 2015

PREMIOS BÚHO 2014

    -Libro "LAS ANTIGUAS PUERTAS DE ZARAGOZA"
                 Raquel CUARTERO y Chusé BOLEA.
                               -Joaquín LOZANO
                       -Librería SERRET (Valderrobres)
                                  -Revista CRÍSIS
                         -SERGIO DEL MOLINO



GLOSAS



Libro "ANTIGUAS PUERTAS DE ZARAGOZA"

de Raquel Cuartero Arina y Chusé Bolea Robres
por José Mª HERNÁNDEZ DE LA TORRE



    De siempre es sabido que no se le pueden poner puertas al campo; y ahora, tampoco a las ciudades: las estructuras urbanas son abiertas, y cada vez más expansiva su planificación, así que nos resulta difícil percibir cómo durante muchos siglos los habitantes de la ciudad vivieron en un recinto cercado y cerrado, del que para salir y entrar tenían que franquear puertas y poternas, por lo general custodiadas..., esperando el momento en que las abrieran. La planificación urbanística moderna, en aras del progreso y por la presión del crecimiento demográfico, propició el derribo de muros y murallas –muchas decadentes y ya en ruina-, en tantos lugares que allí donde se han conservado, total o fragmentariamente, son, vistas ahora, joyas valiosas del patrimonio monumental de la localidad.

    Lo cierto es que por milenios las ciudades estuvieron amuralladas. Ello tenía, en principio, una función defensiva frente a los ataques guerreros de invasores y de sediciosos, y otra de protección sanitaria en las epidemias, mediante el control de la llegada de forasteros; pero, de modo más regular y cotidiano, la utilidad principal era recaudatoria, ya que en sus accesos se percibían los portazgos, consumos y arbitrios exigidos para la entrada de mercancías en la urbe. De tal manera que las murallas, con sus puertas y postigos, son testigos del paso del tiempo y de los acontecimientos históricos sucedidos en la ciudad, pero, sobre todo, de la intrahistoria y de los modos de vida de sus pobladores. También en Zaragoza, como viene a ponerlo de manifiesto, con erudición y brillantez, la obra del año 2013 –y con segunda edición ya- que ha merecido el Búho de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro: Antiguas puertas de Zaragoza.

   Bellamente editada por la Institución Fernando el Católico, de la Diputación Provincial, al cumplirse dos mil años de la fundación de Cesaraugusta, es el producto de la armoniosa colaboración de dos autores: Raquel Cuartero Arina -profesora de Enseñanza Secundaria, doctorada en Historia con la tesis “Mujeres transgresoras. El delito sexual en la Zaragoza de los siglos XVI y XVII”- y Chusé Bolea Robres -diseñador gráfico y técnico en impresión digital, pero además investigador histórico que tiene publicado su trabajo “Almugávares, vía sus!”, y es el responsable de la coordinación técnica y artística del libro-, quienes han logrado un conjunto impreso de gran riqueza visual y riguroso tratamiento documental.

     Porque el libro combina perfectamente la faceta textual, cuya redacción,  precisa y clara, se apoya en un importante aparato bibliográfico y archivístico, con una abundante ilustración gráfica reproducida, en la que se encuentran mapas y planos de la ciudad correspondientes a las diversas etapas de su desarrollo urbano, dibujos de planta y alzado de proyectos arquitectónicos, cuadros y grabados de numerosos pintores, piezas escultóricas y miniaturas de manuscritos iluminados, fotografías recientes y sobre todo antiguas -de los archivos de Coyne, Galiay, Mora y Jarke, sobre todo-, y, con gran relevancia para el trabajo, las principales vistas pictóricas generales de Zaragoza –las bien conocidas de van der Wyngaerde y de Martínez del Mazo, y otras de los siglos XVI al XIX-,  cuya minuciosidad permite visualizar la morfología de las edificaciones en épocas sucesivas, localizar los tramos de muralla e identificar sus aberturas.

      Con este bagaje se aborda el estudio de las puertas y postigos que se abrieron en las dos cercas: las cuatro de la muralla de piedra y mortero que desde el siglo III rodeó el núcleo romano, las cuales remataban por los puntos cardinales el cardo y el decúmano de la ciudad cesaraugustana –a saber, las del Ángel, de Toledo, Cinegia y de Valencia-, y las nueve que fueron taladrando en diferentes momentos el muro de réjola y ladrillo o tapial con el que en tiempos medievales se delimitó defensivamente el perímetro ampliado por los nuevos barrios crecidos con aumentos y desplazamientos de la población -San Ildefonso, Sancho, Portillo, la superviviente del Carmen, Santa Engracia, Cremada, del Sol y la muy tardía y efímera del Duque de la Victoria-, a las que se añaden los numerosos trenques o postigos que horadaban los lienzos para mayor comodidad del tránsito de personas y mercancías. De cada una de ellas se describe su origen, su ubicación, su estructura, sus usos en relación con su posición planimétrica, los problemas de su mantenimiento, su deterioro y sus reconstrucciones -de algunas de ellas, hasta tres veces, lo que explica su cambiante fisonomía-, los diferentes nombres con las que fueron conocidas por el pueblo, las personas, gremios o entidades encargados de su guarda y del cobro de los peajes... Y se ilustra con láminas que ofrecen idealizada la respectiva imagen en dibujo sobre la visión fotográfica del sector urbano actual en el que estuvieron en su día situadas; sin que falte tampoco una referencia final a los murales y a los sellos y postales en los que se evoca su recuerdo.

    En el libro también se anotan sucintamente los hitos históricos ocurridos ante ellas: asedios y batallas, la reconquista cristiana, los cortejos reales, la  decapitación del Justicia Lanuza, la defensa heroica durante los Sitios, la rechazada intentona carlista del 5 de marzo... Pero fueron, sobre todo, singulares escenarios de la vida, costumbres, oficios, conversaciones, actos sociales, rencillas vecinales, motines populares, diversiones, dramas y  esperanzas de nuestros predecesores, los zaragozanos de antaño.

     En suma, una puerta abierta al conocimiento del pasado de Zaragoza y una valiosa aportación a la pervivencia de nuestra identidad ciudadana.



PREMIO BÚHO A LIBRERÍA SERRET (OCTAVIO SERRET. 22-4-14)
por José Mª SERRANO





            La comarca del Matarraña se encuentra en el extremo nororiental de la provincia de Teruel. La conforman 14 municipios, siendo Valderrobres su cabecera. El río Matarraña, que da nombre a la comarca, nace en los puertos de Beceite. En su curso alto se abre paso entre espectaculares desfiladeros, congostos y gargantas. No es de extrañar que tanta belleza  haya sido motivo de inspiración de escritores y poetas, quienes le han concedido elogios tan atractivos como “mágico”, “misterioso”, “fascinante”... Con 100 kms de recorrido, siempre dirección sur-norte, discurre por tierras aragonesas en busca de su hermano mayor el Ebro, a quien en fraternal abrazo entrega sus aguas  cerca de Fayón, ahora ya en la provincia de Zaragoza.

            A sus pies se sitúa Valderrobres, valle de los robles, hermoso topónimo para un bello lugar. Villa histórica, con una población próxima a los 2.300 habitantes, con su puente de piedra, su antiguo castillo-palacio e iglesia de Santa María la Mayor, sus típicas calles y plazas, y lo que es muy importante, su propia lengua, hablada igualmente en algunos otros lugares aledaños. Para orgullo de los valderrobrenses y de los aragoneses, el lugar ha sido declarado Conjunto Histórico Artístico.

            Me agradaría contarles muchas más cosas sobre Valderrobres, pero el tiempo de que dispongo es limitado. Sin embargo añadiré por mi cuenta y riesgo una recomendación de solamente cinco palabras: Si no conocen Valderrobres, visítenlo.

             Pero tengo ahora la misión de dirigirme a un punto concreto de la villa, a la Av. de la Hispanidad, 21, donde se ubica la librería Serret, que no pasaría de ser una más, un simple nombre, si no fuera por la atenta visión y actuación de su dueño, Octavio Serret.

            Él era un muchacho de 15 años cuando tuvo la iniciativa de instalar su primera papelería en los bajos de su casa familiar. Llegado el momento, como la mayoría de los jóvenes de aquellos años, tuvo que irse a cumplir el servicio militar,  ampliando a su regreso el negocio a librería. Pasó el tiempo; Octavio, ya hombre con experiencia, se trasladó al lugar que ahora ocupa, mucho más amplio y céntrico. Gracias a su inteligencia, trabajo y voluntad, Octavio Serret, continúa reinventándose y superándose cada día, habiendo logrado abrirse paso, en el ya de por sí complicado mundo editorial.  No hay espacio suficiente en estas líneas para detallar su amplio currículum,  pero sí citaré, algunas de sus actividades más destacadas.

            Ha recibido el premio de la Generalidad de Cataluña por su difusión de la lengua catalana, y de la variante dialectal utilizada en el Matarraña, en Aragón.         

            Todos los sábados del año organiza en su librería firma de libros, con presencia del autor.

            En los últimos cuatro veranos, durante el primer fin de semana de agosto, viene organizando en el Matarraña con gran éxito, interesantes reuniones de escritores y poetas.

            Tiene un interés especial en potenciar la publicación de aquellos libros que tratan sobre el Matarraña, su comarca y las tierras del Ebro, no solamente en las ciudades aragonesas, sino también en otras fuera de nuestra comunidad, como Barcelona y varias más.

            Pero tampoco se olvida de los lugares más pequeños, como son  los pueblos de la comarca del Matarraña donde participa en el desarrollo de diversas actividades culturales y literarias.        

            Colabora en ferias de libros, siendo siempre una constante la difusión de libros vinculados con el Matarraña y las tierras del Ebro.

            No es menos loable su interés por propiciar la edición de libros de autores noveles,  como el titulado Madera de blog, en 2008, prologado por nuestro amigo y escritor Francisco Javier Aguirre. Otros libros son trilingües, en aragonés, castellano y catalán, como el de relatos Tren del Val de Zafán en 2011, y el de poemas Poesía a la frontera, también de 2011.       

            El año pasado la librería Serret cumplió sus 30 años de existencia, y para celebrar este aniversario se convocó, juntamente con el Ayuntamiento de Valderrobres, el certamen literario Villa de Valderrobres, de ámbito nacional, abierto a obras en castellano y catalán, otorgando premios para novela y relato breve. Puede decirse que la librería establece en cordiales relaciones, un puente literario  entre Aragón y Cataluña.

             Como amigo de los libros yo espero que se sigan añadiendo nuevos títulos a su ya amplio catálogo, y que tanto librero como librería continúen celebrando muchos más aniversarios.

            Considerando los méritos indicados, la Junta Directiva

de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro ha otorgado por unanimidad a la librería Serret, gestionada por su propietario D. Octavio Serret, uno de sus premios Búho. 



JOAQUIN LOZANO
Por José Luis de Arce

Llevamos ya muchos años dando estos premios BUHO. Por aquí han pasado a recogerlos escritores y escritoras, editores, libreros, fotógrafos, ilustradores, librerías, imprentas y demás gentes e iniciativas que tienen que ver con ese amplio, maravilloso y resistente mundo de los libros.

Pero quizá nos habíamos dejado a alguien; a un tipo de persona, a un profesional que ha dedicado toda una vida, toda su vida a la venta de los libros. Habrá, seguramente, muchos, que probaron fortuna allá en sus años jóvenes, pero luego abandonaron por unas u otras circunstancias; habrá quien haya seguido hasta su madurez, incluso hasta su edad más avanzada, y para todos estos es nuestra evocación, nuestro recuerdo y nuestro pequeño homenaje de hoy.

Porque hay alguien, aquí, en nuestra Zaragoza, que simboliza la vocación de esa clase de personas que decidieron hacer de la venta de libros la esencia de su vida. Hay alguien, como nuestro BUHO de hoy, Joaquín Lozano, que quizá por casualidad, porque le acuciaba la vida, porque necesitaba completar su economía, encontró en la venta de libros un camino que habría de recorrer hasta hoy, dejando de lado, incluso, su profesión de perito mercantil y su puesto de trabajo en la SEAT de Barcelona, aquélla factoría de la zona franca de Barcelona que fabricaba los inolvidables “600” que para tantos españoles fueron el principio de su motorización.

Joaquín Lozano pensó que la venta de libros de Planeta supondría una mejora de sus ingresos, y así empezó. Un trabajo duro. Llamando a puertas desconocidas, a pecho descubierto, a ofrecer libros casa por casa a una España que tenía aún un alto índice de analfabetismo. Encontró eco, no obstante. Se fue creciendo. Dejó la SEAT. Dejó los seguros de vida, que también vendía. Incorporó nuevas fórmulas de venta, como el libro a crédito en aquélla España de los plazos y las letras innumerables, con el Crédito Internacional del Libro.

Luego vino Carroggio, el fondo de Salvat/Espasa. Aquélla enciclopedia Espasa abreviada, en siete tomos, que vendió a centenares y que en muchos hogares serviría seguramente para adornar estanterías y aparentes bibliotecas de salón. Decidió venirse a Zaragoza, y aquí se instala. La Summa Artis, la colección Austral de lujo, los libros de Plaza y Janés. Joaquín seguía llamando puerta por puerta y encontró clientes entre los estudiantes, las amas de casa y los notarios. Vivía, y no mal, de su tenacidad, de su constancia y de su esfuerzo, gastando zapatos y tirando de una cartera pesada llena de catálogos y libros. Y así, año tras año, se fue forjando un lugar en el mundo de los libros. Recuerda con nostalgia que llegó a vender en el Aaiún y en Villacisneros

Vió que había más horizonte, que él estaba ya desbordado y que era necesario organizarse: crea LOGI, organización editorial dedicada a almacén y distribución de libros. Trabaja con Destino y ya suministra no sólo al particular de toda la vida sino también a librerías, bibliotecas e instituciones. Pasan por sus manos las colecciones de los premios NADAL, los libros de ANCORA y DELFIN y maneja todo un catálogo literario con obras de Delibes, Cela, Sender, Martín Gaite, Sanchez Ferlosio y tantos autores de la España contemporánea, que van poblando las casas de gentes ávidas de leer.
El final no es feliz: Planeta compra Destino y Joaquín se queda en la calle. No se dará por vencido y se afana en promocionar el libro aragonés, las ediciones institucionales, por lo que recibe en 2008 el premio a la difusión cultural.

A pesar de todo, este hombre vocacional, sencillo y discreto ha pasado silenciosamente a nuestro lado sin que apenas hayamos notado su presencia. Siempre se ha considerado, simplemente, un vendedor de libros. Nada menos.

Creemos que una biografía así tiene su mérito, y como tal, su recompensa. El ha recibido ya muchas a lo largo de los años: el agradecimiento de tantos lectores a los que ha sugerido, aconsejado y animado a la lectura. El de quienes han ido comprendiendo el valor de los libros como vehículos de formación y de cultura. No les parece a ustedes que todo ello es más que suficiente para que hoy traigamos aquí a este hombre ejemplar, le entreguemos nuestro premio BUHO y le dediquemos nuestro aplauso de reconocimiento?



PREMIO BÚHO A LA REVISTA CRISIS
Por Emilio QUINTANILLA BUEY

Hace escasamente dos años, en mayo de 2012, vio la luz el primer número de la revista CRISIS como culminación de un interesante proyecto, no exento de riesgos, que sacó adelante Erial Ediciones como parte destacada de sus iniciativas culturales.
Desde la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro aplaudimos en su momento el nacimiento de CRISIS, y lo hicimos con gran esperanza y con un punto de temor. ¿Podría sobrevivir?
Desde luego no era fácil. Apostar por una nueva revista que nace con vocación de plataforma intelectual en unos tiempos en que se suceden los cierres de publicaciones periódicas y en que las limitaciones presupuestarias amenazan con asfixiar cualquier iniciativa cultural, es algo que solo puede hacerse cuando se cuenta con un proyecto muy bien planificado, con un decidido e ilusionado equipo de redacción y con un grupo de prestigiosas plumas dispuestas a colaborar de forma generosa y desinteresada.
Por suerte, aquella criatura cuenta ya casi dos años de edad y está dando pruebas de una excelente salud. La revista CRISIS, cuyo número cuatro se ha presentado hace poco más de un mes en el Teatro Principal, mantiene puntualmente la periodicidad semestral con que fue concebida y es ya una realidad consolidada que se nos presenta en dos soportes: en papel, con más de cien páginas de moderna maquetación y admirable alarde tipográfico, y además, con un razonable desfase en el tiempo, como revista digital on line, descargable en PDF.
Abierta a cualquier colaboración que cumpla un exigible estándar de calidad e interés, los contenidos se mantienen a gran altura y abordan, siempre desde la perspectiva de la creación, un amplio abanico de temas dentro del mundo de la cultura: escritores, poetas, artistas plásticos, periodistas, científicos, críticos, filósofos, historiadores... contribuyen a dar realce a esta publicación que sin duda ha venido a enriquecer el acervo cultural aragonés con proyección nacional.
La elección de CRISIS como título de cabecera es sin duda un acierto, y no porque pueda hacer referencia a los difíciles momentos socioeconómicos por los que estamos atravesando sino por su alusión a cuanto la revista tiene de crítica; de postura analítica frente al hecho cultural.  En este sentido conviene señalar que la publicación se define y subtitula como “Revista de crítica cultural”. De forma que el título CRISIS como vocablo generador del adjetivo crítico seguirá siendo oportuno aunque algún día la actual crisis social, financiera y de valores que estamos atravesando pueda darse por superada y sea solo un mal recuerdo.
Pero además, desde el Consejo de Redacción de la revista CRISIS se promueven y coordinan otras actividades que vienen a complementar sus contenidos y a profundizar en algunos temas de especial interés o actualidad. En los pocos meses transcurridos desde su primer número han tenido lugar en Zaragoza, desarrollados en colaboración con otras organizaciones culturales,  foros de debate y mesas redondas sobre temas tan sugestivos como El museo en el mundo de hoy, Presente y futuro del patrimonio cultural aragonés, Influencia de las nuevas tecnologías en la creación artística o Las artes y las autopistas de la información, desarrollados siempre en escenarios zaragozanos idóneos para tales actos, como el Instituto Aragonés de Arte y Cultura Contemporáneos Pablo Serrano, el Centro de Historias o la Biblioteca de Humanidades María Moliner.
A cuantos amamos la cultura, como es el caso de quienes integramos la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, no podía pasarnos desapercibido el encomiable esfuerzo que el Consejo de Redacción de la revista CRISIS viene llevando a cabo desde su creación, hasta haber conseguido hacer de ella en tan poco tiempo una publicación de referencia imprescindible dentro del patrimonio cultural aragonés.
Por ello queremos entregar hoy uno de nuestros Premios Búho 2014 a la revista CRISIS, en la persona de su director don Fernando Morlanes.
Enhorabuena.

PREMIOS BÚHO 2013

                          -LUZ GABÁS
        -ANA SOMOZA Y MARTA RIVERA
                        -LIBRERÍA PARÍS
                 -EMILIO QUINTANILLA
                   -JULIA ESCORIHUELA                                       (Bibliotecaria de Aliaga)


                                 GLOSAS




LUZ GABÁS, "PALMERAS EN LA NIEVE"  ( 25-4-2013)
Por Ángel HERNÁNDEZ MOSTAJO

Hola, Luz Gabás. Luz Gabás Ariño, porque tienes madre, la señora que, tan hueca, y tan guapa,  está sentada a tu lado.
Comprenderás que no puedo hacer una glosa estándar de tu novela "Palmeras en la nieve". Compro el libro, abro la tapa, y lo primero que me encuentro es un documento de identidad con una fotografía. Y ¡no me lo puedo creer!, allí está mirándome de frente Francisco Gabás, tu padre. Sí, allí dice que es un tal Kilian Rabaltué Mata. Puede decir lo que quiera, pero ese es Francisco Gabás, Paco Gabás, la persona con la que trabajé hombro con hombro varios años en mi añorada Monsanto Ibérica, de Monzón. Lo recuerdo por muchas cosas, pero sobre todo, recuerdo un día en que tirábamos los dos de una misma manguera contra incendios luchando contra la maleza del río Cinca que bajaba ardiendo y porfiaba  por entrar en la fábrica, llena de tanques con productos inflamables...
Pero, bueno, volvamos a las "Palmeras en la nieve", esa novela cuya primera edición es de mayo de 2012 y de la que está a punto de lanzarse  la reimpresión número 17,  y lo que te rondaré, morena. Vienes de Barcelona y vas a Valladolid, con tus presentaciones.
La solapa del libro resume tu interesante biografía,  pero no cuenta, por ejemplo, que ya en el instituto quedabas siempre la primera en las redacciones en inglés. Ni mucho menos dice que en la universidad participabas en un grupo de teatro e incluso te atreviste a hacer de Rita Hayworth...
Para los que aún no la han leído, si hay alguno o alguna que no lo haya hecho, les recomiendo comenzar la lectura, no por el principio, sino por la página 721 y ss.  Y a continuación abrumas  con tu extensa  relación de textos manejados por ti sobre geografía, historia, economía, política, cultivo del cacao, religión y traducción bubi, lingüística y producción literaria relacionada con Guinea Ecuatorial. Es decir, que, como se dice coloquialmente,  'te lo has currao'. Hablando de mí, por ejemplo, te diré que, como a tantos y tantos españoles, me enseñaron en el colegio que la Guinea española era un país pequeñito, allá por el golfo del mismo nombre y que consistía en la isla de Fernando Poo, capital Santa Isabel, y en el continente, Rio Muni, con Bata como capital. Y punto final. Gracias a tu libro hemos aprendido mucho más; no solo desde el punto de vista de los colonizadores, sino, lo más importante quizá, desde el punto de vista de los colonizados. Un detallado retrato de la vida en una colonia.
Llegados a este punto, alguien puede pensar, ¿pero no me habían dicho que es una novela de amor? Pues claro que lo es, entre otras cosas. Uno de los montañeses de nuestro Pirineo cruza una línea prohibida y se enamora perdidamente de una nativa. Es una historia de amor en la que hay emoción, intriga, alegría, tristeza, pasión, odio, desesperación... Un secreto guardado durante treinta años y... hasta aquí puedo leer. Sé de varias personas próximas a mí que afirman que engancha, que atrapa, que cuando se termina, aún quieren más.

Luz, gracias por tu excelente novela, que ya te ha colocado en línea con tan buenos escritores aragoneses como tenemos  y ¡esperamos ya la siguiente!


PREMIO BÚHO A LA LIBRERÍA PARIS, DE ZARAGOZA

Por Fernando Gracia



  Los aficionados a los libros sentimos un raro placer cada vez que entramos en una librería. Podría decirse que es algo así como el que sentíamos cuando éramos niños y nuestra madre nos llevaba a una pastelería. Por un momento sopábamos que todo aquello que se exhibía estaba a nuestra disposición. Ni siquiera nos daba por pensar que su excesiva ingesta nos podrá dañar.



    En una librería senos abre un abanico de posibilidades que nos puede llegar a abrumar. Tristemente nos damos cuenta de  que no vamos a tener vida suficiente como para abarcar todo lo que allí se nos ofrece. Pero aún así dedicamos unos minutos a elegir entre aquella oferta y mitigamos en la medida de lo posible nuestra sed.



    Nuestra ciudad cuenta con un buen número de librerías que van sorteando con dedicación y entusiasmo las duras circunstancias que nos atenazan. Esta Asociación premia de vez en cuando la actividad de algunas de ellas, en la creencia de que por muy buena intención que tengamos, siempre van a quedar algunas sin reconocer sus  méritos. Pero así es la vida.



     En esta edición hemos querido reconocer y premiar como se merece el que una de nuestras más conocidas librerías, LA PARÍS, como así se la conoce, haya alcanzado la más que notable cifra de cincuenta años abriendo sus puertas en Fernando el Católico.



      Fue allá por agosto de 1963 cuando un emprendedor –palabra ahora tan en boga− José Muñío se instaló en un pequeño local casi esquina a la calle Cavia y se puso a vender libros. No era tarea tan fácil en aquella España de bajos índices de lectura, aunque bien mirado, también de una España donde quedaba tanto por hacer, y eso le gusta mucho a los vendedores de raza.



      Y el bueno de José lo era, y su proyecto fraguó. Y pronto el local se le hizo pequeño y se trasladó unos metros más arriba, al número 24. A título de curiosidad añadiré que su lugar pasó a ser utilizado por los hermanos Sánchez Millán para montar su Foto Estudio Tempo. Años más tarde uno de ellos, el llorado Alberto perteneció a nuestra Asociación, llegando incluso a colaborar con el Grupo Juglarías. Vaya aquí nuestro cariñoso recuerdo.



      Para entonces el laborioso José ya iba contando con la ayuda –el trabajo, cabría decir mejor- de sus hijos. Los años fueron pasando y Pablo, César y Esther se convirtieron con el tiempo en algo más que unos colaboradores. Haciendo bueno el dicho de que “el oficio se aprende trabajando”, llegaron a ser lo que su padre era y seguramente quería para ellos, unos libreros en el más amplio sentido de la palabra.



       El negocio fue agrandándose. Esther trabajo consigo a su marido, Ignacio, se contrataron más trabajadores, y en este capítulo permitan que incluya un inciso de orden personal.



        Quien suscribe entró en contacto con la Libería París por la vía de la amistad. Y no me refiero a la de algunos de sus propietarios, sino al hecho de que uno de mis amigos, Alfredo, fue fichado por D. José Muñío para hacerse cargo sobre todo del apartado de papelería, en base a la experiencia que mi amigo había acumulado trabajando desde muy chico en otro clásico de la antigua Zaragoza, en Casa Sabater.



        Alfredo fue mi vía d entrada a ser cliente de la casa, y así hasta ahora. Aunque mi amigo pasó a mejor vida hace un tiempo –entiéndase bien, se jubiló− he seguido y espero seguir mientras tenga aliento, como cliente de la librería. Muchos años de tratar con ellos han hecho que no sean solamente quienes me expenden libros, sino quienes me aconsejan con frecuencia sobre su lectura.



       Debo decir en honor de la verdad que salvo alguna honrosa excepción, nada que me han propuesto Pablo o César, los más habituales en este proceder, me ha decepcionado. Y es que esa es o debe ser una de las funciones del buen librero, y me consta que tanto ellos como el resto de trabajadores vienen haciéndolo con su clientela de forma muy efectiva.



       En estos años de trato he visto como no se han limitado a ser una tienda más, sino que en ocasiones su local ha sido lugar de presentaciones, acostumbran a hacer visitas a pueblos donde montan sus particulares fiestas del libro, en una doble vertiente entre filantrópica y comercial; y se han involucrado en el tejido entre cultural y de negocio de nuestra ciudad, a través de iniciativas y asociaciones. Hasta no hace mucho tiempo el propio César presidió la de Libreros, y más de una vez le he visto en la mesa presidencial acompañando a autoridades en actos relacionados con los libros.



      En tiempo de crisis, y perdonen por no obviar la maldita palabra, reina y señora de nuestros medios informativos, la sola pervivencia de un negocio como este, que sin dejar de serlo es también un referente necesario para la cultural local, ya es un motivo de esperanza.



       Quienes amamos los libros seguimos necesitando que existan lugares como estos, donde sin dejar de pensar que es un negocio y no una ONG, sigan tratando así de bien a su clientela, dándoles a entender que no están comprando solo un producto sino que se están ayudando a sí mismos, porque un libro, o mejor, muchos libros no pueden hacer más que bien.



       Aquella idea que tuvo hace cincuenta años un señor ha seguido viviendo gracias a la semilla que plantó en un doble sentido, en el físico y en el espiritual. Esta Asociación ha estimado que el asunto merecía su reconocimiento, y así lo expresa otorgándole uno de sus Premios Búho, en la esperanza de que ese animal que tanto se fija siga observándole durante los muchos años de vida que le quedan para bien de la cultura zaragozana. 




PREMIO BÚHO 2013

EMILIO QUINTANILLA BUEY
por José Mª SERRANO





         No es aragonés de nacimiento, pero cierto día, no hace tantos años, pasó por aquí y se quedó entre nosotros, y nosotros le acogimos, por lo cual, según sus propias palabras, se considera aragonés.

       

        Emilio Quintanilla es un hombre culto, amable en el trato, correcto en sus modales, responsable de sus actos,  y  trabajador nato, pues a pesar de que atrás ha quedado ya su vida profesional, continúa dedicándose  a la encomiable tarea de la creación literaria. No tardamos en enterarnos de que Emilio escribía poemas, y al escucharlos nos dimos cuenta de que su poesía era de la más alta calidad. Por lo tanto, este hecho no podía ser casual, fruto únicamente de cierta inspiración o facilidad intuitiva. No cabía duda de que Quintanilla había dado largos paseos por las floridas  avenidas de la poesía española, desde sus albores, hasta nuestros días, deteniéndose reposadamente en sus poetas favoritos, como Jorge Manrique, en los excelsos vates del Siglo de Oro,  Garcilaso, fray Luis de León o San Juan de la Cruz, y desde luego, en los perfectos sonetistas Góngora y Quevedo, que tan hondamente calaron en él. Sin duda, el soneto es el rey de todos los géneros poéticos clásicos, que ha sabido mantenerse vivo y vigoroso hasta hoy, y sigue siendo practicado por todo poeta que se precie. Como no podía ser de otra manera, esta composición destaca entre la copiosa producción poética, de Emilio, elaborándolo  con mimo y extraordinaria maestría.

       

        Es Emilio Quintanilla paradigma del poeta que utiliza al menos los cuatro elementos indispensables que la buena poesía debe contener: inspiración, belleza, sentido y sentimiento. Una vez unidos estos ingredientes, lo cual por desgracia, no es habitual en nuestro tiempo, el éxito está garantizado, tanto si se riman y miden los versos, como si no. Pero además, la persona que presento proviene de una familia de grandes poetas, que llevan su apellido, por lo que estoy seguro de que él está encantado de seguir la tradición familiar.



        Me referiré brevemente a algunos de los importantes premios conseguidos por Emilio Quintanilla, todos otorgados en el presente siglo, pues se incorporó más bien de forma tardía al panorama literario. Son tantos sus galardones que no sería posible enumerarlos todos en el escaso espacio y tiempo de que dispongo. Casi dos distinciones anuales de media, provenientes de todo lo ancho y largo de la geografía nacional: Sevilla, Luis Cernuda; Madrid, Vicente Aleixandre; Ciudad de Alcalá de Enares ; Flor Natural Amantes de Teruel; Málaga, Manuel Alcántara; Ciudad de Jerez; Zaragoza, Santa Isabel de Portugal, etc.    

        Algunos de sus poemas han sido musicalizados.

       

        Sin embargo, todo lo anteriormente indicado, aun siendo mucho, no es todo. Emilio es también un buen prosista. Destacan sus obras de ciencia-ficción, cuentos, ensayos, novela breve, y novela histórica. Deseo referirme, con la debida brevedad, a su última obra, la novela histórica Marozia, nombre que corresponde a una noble romana, que junto con su madre, disfrutaron de un gran poder en Roma, en los oscuros años del siglo X, cuyos hechos narra el autor con respeto, fidelidad a la historia y erudición. Nuevamente podemos hablar aquí de premios, entre otros: Premio Junta de Extremadura; Premio Alberto Magno; Premio Villa de Benasque y Premio  Ciudad de Valeria.



        Una increíble capacidad de trabajo permite a Quintanilla sacar tiempo (él sabrá cómo) para dedicarse además a otras actividades: Da charlas amenizadas con medios audiovisuales que él mismo prepara, colabora en diversas revistas  y pertenece a varias Juntas Directivas, generalmente relacionadas con el mundo literario.



        Ahí  continúa, trabajando, creando, en plenas facultades físicas y mentales, a pesar de haber cumplido algunos años, no muchos, dispuesto a seguir cosechando nuevos premios y a sorprendernos con más obras de calidad.



        La Junta Directiva de La Asociación Aragonesa de Amigos del Libro ha considerado que Emilio Quintanilla Buey es merecedor de uno de sus premios Búho, por lo que unánimemente se lo ha otorgado. 

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 JULIA ESCORIHUELA MARTÍNEZ  (Bibliotecaria de Aliaga)

por José Mª HERNÁNDEZ DE LA TORRE




   “Valle retorcido”, o sea, Aliaga, llamaron los moros a un insólito paraje de la Sierra Ibérica, en la zona meridional de la actual comarca turolense de las Cuencas Mineras que se funde con el Maestrazgo. Una atormentada orografía de plegamientos, fallas y anticlinales, que en remotas conmociones telúricas configuraron el territorio bravío, hendido por el Guadalope en profundos cañones y hoces inverosímiles, donde se instaló la comunidad humana que responde al topónimo de Aliaga. Al resguardo de una muy erguida cresta de roca caliza que rodean los ocho orgullosos torreones circulares del castillo de los caballeros sanjuanistas -reducto, mucho después, de resistencia carlista-, el pueblo mantiene hoy el encanto de su caserío, añorando la explotación carbonífera y la producción  termoenergética que le dieron unas cuantas décadas de prosperidad económica en  el siglo XX. Ecoturismo y recursos agrarios de montaña son ahora las principales fuentes de vida de los cuatrocientos habitantes de esta singular localidad, que también aspiran a alguna suerte de reindustrialización generadora de empleo.

   Una pequeña pero nutrida biblioteca municipal sostiene el pulso cultural de Aliaga y su contorno, regida por la vocación insobornable de una mujer. Julia Escorihuela Martínez lo viene haciendo desde 1989, cuando su diploma de Formación Profesional en la rama Administrativa le permitió acceder, mediante convocatoria pública, al puesto de bibliotecaria... el mismo que ocupaba años atrás, cuando ella tenía once, la que le negó el préstamo de unos libros de cuentos para el fin de semana, por ser la niña masovera. Tras aquella primera desoladora visita, que provocó su llanto infantil de perplejidad y desconsuelo, no volvió nunca, hasta que pudo hacerlo, como en poético desquite, para posesionarse de la función, con el claro designio de facilitar a todos, chicos y grandes, sin humillantes discriminaciones, el acceso al tesoro de la lectura.

    Que inestimable tesoro es y fue siempre para esta masovera. Julia nació y creció, efectivamente, en una masía -mas o masada-, una de aquellas casas de labor del hábitat rural disperso bajoaragonés, cuya forma de vida, dura y aislada, pero hermosa de sabiduría ancestral, es ya poco más que recuerdo de un pasado reciente. Desde los cinco años caminó diariamente más de una hora, por las trochas del monte, para acudir a la escuela; y en ese yunque precoz se forjaron, sin duda, el tesón de su carácter y su pasión por los libros, a la vez que el contacto continuo con el aire serrano la impregnaba de un conocimiento de la naturaleza tan íntimo que es comunión y amor, y que de adulta la implica en todas las causas de la defensa medioambiental, con el consabido riesgo de incomprensiones y aun abiertas hostilidades en su mismo entorno.

     Y de esa naturaleza de tan singular composición tectónica hace Julia un grandioso libro abierto. No sólo compagina, sino que combina armoniosamente su tarea bibliotecaria con la de gerente del Parque Geológico de Aliaga, acaso el más importante de Europa. Para ello, adquirió y tuvo que demostrar la rigurosa  capacitación científica y técnica que la habilita como guía de grupos de investigadores y estudiantes por las varias rutas que atraviesan aquellos relieves colosales, donde pueden observarse, estrato por estrato, las sucesivas fases de la historia geomorfológica de nuestro planeta desde hace doscientos millones de años. A la vez que la recopilación sistemática de muestras de todas las variedades de minerales y de fósiles presentes en el terreno le sirve para mantener, en el Centro de Interpretación, junto con otros materiales didácticos, una sencilla y utilísima exposición, que viene a ser un complemento especializado de los conocimientos librescos ofrecidos en la biblioteca.

     A estas actividades se unen otras -charlas, presentaciones, coloquios, ciclos, jornadas, etc-, en una panoplia incesante de iniciativas culturales que ha llamado la atención admirativa de nuestro búho. Y que surge, seguramente, del espíritu masovero que conserva Julia, el que desde niña la impulsó a rebelarse contra la injusticia por el camino del esfuerzo formativo y la superación personal, a raíz de aquel desafortunado episodio de su infancia, que el director de cine Tom Fernández, con guión de Jaime Izquierdo y financiación del Ministerio de Medio Ambiente, relata en el cortometraje “Porque eres masovera” (en el que la propia Julia asume el papel de quien la humilló), que vamos a ver como colofón audiovisual de esta semblanza. Pero no sin recordar antes que por aliaga se conoce también la aulaga, una variedad de genista, ese indómito matorral silvestre que redime la aspereza defensiva de sus ramas espinosas con el radiante amarillo de sus flores.




CUENTOS JUNTO A LA LAGUNA
(ANA SOMOZA Y MARTA RIVERA)
Por José Luis de Arce


Hay un paraje en Aragón, a caballo entre las tierras frías de Teruel y Zaragoza y a unos  mil metros de altura, del que todo el mundo ha oído hablar: la laguna de Gallocanta, aunque pocos hayan sido los que han paseado sus ojos por esa llanura de líneas grises y verdosas, interrumpidas a veces por el color de plata de la cinta de agua que reposa tranquila, inmóvil y silenciosa y que conforma aquélla imagen de quienes otrora estudiábamos la geografía de España y supimos de que en aquél lugar, elevado y frío, existía un fenómeno endorréico único en Europa.

Supimos también, quizá años más tarde, que el sitio de Gallocanta era parada obligatoria para cientos de miles de aves que año tras año viajan del frío norte de Europa al cálido sur africano cuando se barrunta el invierno, allá por noviembre; y que meses más tarde, cuando aprietan los calores por el sur, esos miles de grullas vuelven a volar hacia el norte haciendo su ritual parada en el humedal aragonés, inundando su silencio proverbial con la algarabía y el alboroto de su inconfundible griterío alborozado.

Nos hemos acercado también a Gallocanta, cuyo contorno hemos vislumbrado perfectamente muchas veces desde el avión que sobrevuela la laguna en los vuelos de Zaragoza a Madrid, a conocer algo de su historia. Y nos salen al encuentro imágenes  de la cultura celta, toponimias inverosímiles, ceremonias druidas… evocaciones, en fin, que hacen de Gallocanta y su entorno un lugar verdaderamente mágico.

Berrueco es uno de los pueblecitos de unas pocas decenas de habitantes que conformarían ese anillo de pentápolis que se orlan alrededor de la laguna y que responden a esa estructura de la que hablan los estudios académicos que eran propios de la organización de la sociedad celta. Se basan nada menos que en los bronces de Contrebia Belaisca, Botorrita para nosotros,  ya que de sus misterios se desprende que la zona del Jiloca era una dependencia de esa lejana capitalidad atribuida a Botorrita. Sin entrar a discutir tan sesudas cuestiones profesorales, sí debo decir que el lugar de la laguna subyuga y seduce, te envuelve en una paz silenciosa y te invita verdaderamente al relax y a la desintoxicación.

Así lo vieron también Ana Somoza y Marta Rivera, que decidieron poner un hotelito, de esos que llaman con encanto, para ofrecer a los agobiados y estresados un centro de descanso en medio de ese paraje privilegiado de tranquilidad, paz y reposo. Desde el hotel Secaiza, a la salida de Berrueco según se va al pueblo de  Gallocanta, se contempla ese paisaje de que hablaba lleno de tonos amables, paralelos, lineales, tendidos apaciblemente a lo ancho del horizonte. Dominado siempre el paisaje por un silencio impresionante sólo interrumpido por el gorgeo de las aves que pueblan la llanura inmensa de la laguna.

Pero Ana y Marta quisieron ir más allá. El lugar, su embeleso, su historia, su ambiente mágico merecían algo más; merecían que la imaginación de los escritores, aficionados o profesionales, jóvenes o mayores, describieran con palabras cuanto de leyenda, de mágica evocación, de aventura o de poesía pudiera inspirarles ese paraje maravilloso y misterioso a la vez de la laguna; y decidieron crear un concurso de relatos, sencillo y modesto, pero enormemente motivador, con el nombre de “CUENTOS JUNTO A LA LAGUNA”.

Y así, hace ya nueve años, pusieron en marcha el concurso que convoca cada año a escritores de toda España. Consiguieron colaboraciones del propio ayuntamiento, de la Diputación, de la Comarca, de alguna empresa; pusieron su esfuerzo y su entusiasmo; atrajeron a la experiencia a la Asociación Aragonesa de Escritores, que de alguna forma patrocina el evento con su presencia; formaron un buen jurado en el que han intervenido gentes de las letras de Aragón, algunos socios de nuestra Asociación, como José Antonio Román, Ricardo Vázquez Prada, José Ángel Monteagudo… presididos todos ellos por ese activista cultural, escritor y literato, socio también de amigos del libro que es Francisco Javier Aguirre.

Cada año, como las grullas que descansan en la laguna en su largo viaje migratorio, este jurado vuelve a Berrueco, al hotelito que se convierte por unos días en el centro de ese milagro del concurso de cuentos. Cuentos que narran fantasías, peripecias y aventuras que tienen muchas veces la laguna como extenso telón de fondo y que proclaman por toda la geografía de España las bellezas singulares de este rincón aragonés animando a las gentes a que vengan a ver estos lugares y a gozar de su tranquilidad. Gran fiesta en Berrueco, esos días de la entrega de los premios; gran fiesta en el pueblo más pequeño de España que convoca un concurso literario.

Ana y Marta han emprendido algo más que una empresa hotelera; nada menos que una empresa literaria a la que han dedicado tesón, ilusión y esfuerzo. Divulgar la hermosura de su tierra, convocar a escribir sobre ella a todo aquél que tenga algo que decir nos ha parecido una tarea meritoria, encomiable y digna de ser reconocida entre las iniciativas literarias, lamentablemente tan escasas, que se dan por estos lares aragoneses.

Por eso este año hemos decidido premiar su iniciativa y reconocer sus desvelos e ilusiones. Por eso queremos entregarles uno de nuestros premios BUHO de este año.

Muchas gracias.


Zaragoza, 25 de abril de 2013. Acto de entrega de los Premios “Búho” en la Biblioteca de Aragón. Presentación realizada por José Luis de Arce.